jueves, 19 de septiembre de 2013

Discípulo

Hijo del hombre, a pie descalzo, calzada tras calzada.
Hijo del hombre, sin piedra donde reclinar la cabeza.
Hijo del hombre, sin dineros, sin poderes, libre.
Hijo del hombre, manos abiertas al abrazo del oprimido.
Hijo del hombre, palabra anunciada como luz sobre el tejado.


Tú llamas a seguirte. Y pides vender todo y darlo por nada.
Tú llamas a seguirte. Y exiges perder la vida, perderla toda.
Tú llamas a seguirte. Cargando con la cruz
como revolucionario del amor entre los hombres y mujeres.
Tu llamada es radical.
Tú llamas porque eres bueno, porque tu corazón es fiesta
y convidas a seguirte con el gozo de las Bienaventuranzas.
Tú llamas y ofreces tu proyecto, tu plan de vida.
Tú llamas y quieres hombres y mujeres libres que te sigan.


Aquí estoy, Señor, quiero seguirte con mi corazón roto.
Aquí estoy, Señor del alba, quiero cambiar haciendo seguimiento.
Aquí estoy, Señor Jesús, da ritmo a mi proceso.
Aquí estoy, Señor, porque me has llamado. Gracias.